Comienzo con este post una nueva sección del blog en la que escribiré sobre lugares o rincones del mundo en los que me he sentido especialmente a gusto o me han llamado la atención. Son lugares en los que quizás me podríais encontrar si algún dia me pierdo, esos rincones perfectos.
En Berlín, en una vieja farmacia –Apoteke– de la Friedrichstraße se encuentra el Café Adler.
Tras la división de Berlín en cuatro sectores el Café Adler quedó en el Sector Americano de la ciudad pero a escasos 5 metros de la línea que lo dividía del Sector Soviético. Al lado del Café Adler se encontraba el Check Point Charlie, el principal paso fronterizo entre los dos sectores primero y del Muro después.
Durante la Guerra Fría y hasta la construcción del muro el Café Adler fué un auténtico nido de espías, reuniendose aquí antes y después de cruzar al Sector Soviético ya que en la Conferencia de Postdam de 1945, las cuatro potencias vencedoras habían acordado que el personal aliado no podría ser detenido por la policía alemana en ningún sector de Berlín, por lo que el intercambio de espías era muy sencillo.
Sin embargo, el 22 de Octubre de 1961, dos meses después de la construcción del muro, el coche de Allan Lightner, Jefe de la Misión norteamericana en Berlín Oeste fué detenido al cruzar a Berlín Este para ir al teatro. Durante varios días, americanos e ingleses enviaron diplomáticos -espías según la RDA– y a todos se les solicitó el pasaporte por lo que el 27 de octubre los americanos colocaron varios tanques en el Check Point Charlie, a la puerta del Café Adler, apuntando al personal fronterizo de la RDA como demostración de fuerza exigiendo libre circulación de los aliados, gesto que fué respondido por los soviéticos enviando 10 tanques a la Friedrichstraße que se colocaron frente a los tanques americanos a una distancia de 50 metros. Durante 24 horas las dos superpotencias mantuvieron los tanques frente a frente cargados y en posición de disparo.
Kennedy y Khrushchev llegaron a un acuerdo por el que los americanos reconocían la autoridad de la policía de frontera de la RDA y los soviéticos serían los primeros en retirar los tanques. A las 11 de la mañana del 28 de octubre un tanque soviético retrocedió 5 metros, gesto que fué correspondido por un tanque americano que retrocedió otros 5 metros. Así, uno a uno los tanques fueron retrocediendo mientras el mundo respiraba aliviado y comenzaba la decadencia del Café Adler que quedaba en ese momento en una especie de zona muerta.
Hoy con la caída del muro vuelve a ser un lugar imprescindible si estás en Berlín. Un café cargado de historia que conserva esa atmosfera especial. Y lo mejor de todo es que a pesar de estar al lado del reconstruido Check Point Charlie que atrae a miles de turistas, no suelen entrar al Café Adler porque en pocas guías se cuenta su historia.
Pablo: Interesantísimo lo que contas y muy buena sección se te ha ocurrido empezar.
Hablar de lugares, casi místicos, cargados de una parte fundamental de la Historia tiene un encanto único.
Saludos.
Milagros gracias por el comentario. Efectivamente esos lugares son casi místicos.
Yo estuve ahí, disfrutando de una buena comida y un «milschkaffe» después. Lo malo es que el «sauekraut» se me atragantó y estuve tres días malo. 🙁
Carlos, Berlín tiene muchos encantos pero entre ellos no está la comida jejeje. Por no hablar de la bebida, porque yo estuve en diciembre y ese vino hervido que venden en los mercadillos de navidad…
Aunque en honor a la verdad la «Kartoffelsuppe» me encantó.