Hace unos días supe que una empresa ha solicitado permisos al ministerio de Industria para exploración de hidrocarburos en Villaviciosa, Colunga, Caravia y Ribadesella con la intención de explotar gas de esquisto mediante la técnica del fracking.
Voy a intentar explicar qué es el gas de esquisto, la técnica fracking y por qué debemos estar en alerta.
Gas de esquisto
El gas de esquisto -también conocido como gas pizzarra- es un gas natural que se encuentra entre las rocas porosas, a diferencia del tradicional que se encuentra en grandes bolsas. Para extraerlo es necesario un proceso denominado fracking o fracturación hidraulica. Para extraer el gas que está atrapado en las rocas se realiza una perforación en vertical de unos 4 o 5 kilómetros y desde ahí otra perforación en horizontal de entre 2 y 5 kilómetros. Una vez realizada la perforación se inyecta una gran cantidad de agua a presión, mezclada con aditivos químicos, para fracturar la roca. Esto provoca que el gas liberado suba a la superficie. El proceso se repite a lo largo de toda la veta de la roca.
¿Cuál es el problema?
El fracking genera posiciones encontradas.
A favor del fracking están la industria energética, sus lobbies y el gobierno de Estados Unidos como su mayor defensor. La explotación de gas no convencional lleva practicándose desde hace décadas en Estados Unidos, pero la administración Obama ha intensificado su uso. Su objetivo es depender cada vez menos de la importación de petroleo y gas mediante el aumento del petroleo y gas de esquisto extraído de suelo norteamericano. El lobby defensor del esquisto afirma que países como España -que prácticamente importan todo el gas que consumen- verían resuelta su dependencia energética con este sistema.
En contra, ciudadanos de los lugares afectados y una gran parte de gobiernos europeos. Según un informe del Parlamento Europeo, esta técnica conlleva repercusiones medioambientales inevitables como son la contaminación del agua con sustancias químicas utilizadas en el proceso de fracturación o la movilización de partículas radiactivas y metales pesados procedentes del subsuelo, entre otras.
Además, voces cualificadas alertan de que en Estados Unidos hay una burbuja del fraking con miles de millones de dólares invertidos en empresas de exploración. Una situación que la administración de Obama alimenta al intentar convencer a sus ciudadanos de que alcanzarán la independencia energética y no dependerán de países inestables. Pero muchos expertos afirman que la burbuja estallará y que Estados Unidos no conseguirá suplir sus importaciones con el petroleo y gas de esquisto.
Problemas concretos del fracking
Alta cantidad de agua. Por poner un ejemplo cercano: el depósito que se construyó en 2005 para dar servicio a Caravia Alta (con la posibilidad de distribuir agua a los depósitos de Caravia Baja) tiene una capacidad de un millón de litros. La técnica de fracking utiliza en cada ciclo 19 millones de litros.
Productos químicos y radiactivos. El agua que se inyecta va mezclada con una serie de productos químicos altamente contaminantes y cancerígenos. Durante el proceso de fracking esta mezcla contaminante, el material radiactivo y los sólidos desprendidos de la roca vuelven a la superficie a la vez que el gas. Este combinado radiactivo y tóxico se mantiene en superficie en una balsa con grave riesgo para la población cercana. Parte de él se evapora generando nubes tóxicas. El resto es retirado a plantas de tratamiento de productos radioactivos. Queda aún el líquido que no subió a la superficie, aproximadamente el 80%, que se mantiene en el subsuelo con las altas posibilidades de contaminar acuíferos.
La industria del fracking y sus defensores afirman que no es posible contaminar acuíferos porque el lugar de perforación es sellado e impermeabilizado antes de inyectar productos químicos al agua. Pero es imposible garantizar que no haya fisuras en algún momento presente o futuro.
Además de la contaminación de las aguas subterráneas y superficiales o la contaminación del aire se generan riesgos de terremotos en las zonas donde se utiliza esta práctica de extracción.
En Estados Unidos, el estado de Vermont ha prohibido el fracking en su territorio. Nueva York y Maryland han establecido una moratoria hasta tener pruebas de que -como dice la industria- no es un proceso altamente dañino para el medio ambiente.
En Europa, ha sido prohibido en Francia, Bulgaria o el estado alemán de Renania. En el Reino Unido hay una moratoria y en España… En España el gobierno central apoya la exploración de gas no convencional, pero sin embargo el gobierno autonómico del PP en Cantabria lo ha prohibido.
¿Cual es la situación en Asturias?
La empresa Petroleum Oil & Gas España, S.A -en cuyo accionariado se encuentra HUNOSA- solicitó un permiso de exploración en una zona comprendida entre Villaviciosa y Cabranes, solicitud que dio lugar a la oposición frontal de este último ayuntamiento y de sus vecinos. Afortunadamente, la empresa comunicó a la consejería de Industria que renunciaba a continuar con el procedimiento.
Sin embargo, siguen en marcha las solicitudes de dos permisos denominados «Cuelebre 1» y «Cuelebre 2» que afectan a la costa de Villaviciosa, Colunga ,Caravia y Ribadesella. Al ser una zona costera, el permiso depende del gobierno de Mariano Rajoy, cuyo ministro de Industria, José Manuel Soria, es el partidario más entusiasta de este tipo de explotación en Europa.
En la Junta General del Principado de Asturias, todos los grupos parlamentarios -excepto UPyD- han apoyado una proposición no de ley presentada por Izquierda Unida instando al gobierno de Javier Fernández a legislar para prohibir el fracking en Asturias. Es una noticia positiva que PSOE, PP, FORO e Izquierda Unida se hayan unido en defensa de los intereses generales de Asturias y ojalá veamos pronto una legislación que prohíba realizar explotación mediante fracking. En cualquier caso, la situación no es fácil.
Es necesaria una concienciación clara de los ciudadanos. Entender que eso es el fin de Caravia y del Oriente de Asturias como la conocemos. La época de la explotación del espato fluor a cielo abierto -que recordamos los que tenemos cierta edad- sería un paraíso comparado con lo que supone una zona inyectada de productos químicos y material radiactivo en un subsuelo carstico.
Afectaría a la ganadería, al turismo… a la vida, en definitiva. No es necesario ser alarmistas. Estamos, en principio, en una posición en la que todo el espectro político de Asturias, excepto UPyD, ha manifestado su rechazo a que se pueda explotar gas de esquisto en nuestra región.
Pero es evidente que corren malos tiempos. Las empresas que hay detrás tienen un gran poder económico y mediático y en una situación de crisis como la actual, estamos viendo lo fácil que puede llegar a ser que esa maquinaria de poder consiga cambiar voluntades, como está ocurriendo en Tapia con la mina de oro.
El nivel de exigencia ciudadana que mostremos determinará el futuro de este tipo de explotación en Asturias y en España.
Pablo, lo que hace falta es que se haga una divulgación exhaustiva sobre este asunto tan peligroso. La gente tiene que tomar cartas en el problema. Ellos, los promotores, ya tienen, seguro, una buena estrategia para que su proyecto no tenga resistencias; entre otras, aprovechando las circunstancias actuales, hacer la máxima demagogia de que se van a crea millones de puestos de trabajo, esto por un lado; por otro, recurrirán a que siempre hay quien esté contra todo lo que sea «avance y progreso»…
Agradecerte que sacaras este asunto a la luz, esperemos que dé buenos frutos.
Un saludo de Víctor Fernández Hazas
Que triste noticia, pero en mi opinión las grandes empresas son las que tienen el poder, y poco se puede hacer para evitarlo. Es injusto pero es así.